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Manos prodigiosas que reemplazan los ojos.


Cartagena (Bol.), 18 de abril del 2013.- La ausencia de vista la ha llevado a agudizar sus otros sentidos para valerse por sí misma y le ha permitido entregarse con mayor facilidad a lo que más le apasiona: la música. Para Mariela Cifuentes Fonseca es un deleite escuchar las notas producidas por los instrumentos musicales que en conjunto se convierten en dulce melodía para sus oídos.


Los límites sólo existen en la mente, pues ha demostrado que la ceguera que padece desde su nacimiento no le ha impedido llevar una vida a plenitud y alcanzar lo que se ha propuesto. Esta cartagenera de 25 años perdió su capacidad de visión a causa de una enfermedad llamada toxoplasmosis. “Me encanta la música, me gusta tocar la flauta, la melódica y sobre todo me fascina dejarme llevar por el piano, mi instrumento de elección por excelencia”, dijo Mariela.


La calidad interpretativa en el piano, lograda por esta aprendiz SENA de Producción de audio digital de la Regional Bolívar, impresiona por sí sola gracias a su capacidad extraordinaria de aprendizaje: “Ella tiene la facilidad de que solamente con escuchar las instrucciones, de una vez se aprende las lecciones”, expresó su madre, María Teresa Fonseca. 


Como muchos otros músicos invidentes aprenden las piezas musicales de oído usando grabaciones, Cifuentes Fonseca utiliza una grabadora periodística que le permite grabar las nuevas piezas y aprender las notas. Aunque aprendió a leer música en braille, no utiliza este método pues le resulta más lento.


Habilidades prodigiosas


Sus habilidades como pianista son catalogadas como extraordinarias según sus formadores: “Ella tiene un gran oído, lo cual resulta muy útil para un músico, además tiene en sus dedos la capacidad de mostrar lo que no ve”, asegura Roberto Castillo, instructor del SENA en Bolívar.


Desde las teclas del piano, Mariela hace honor a su tierra costeña interpretando los ritmos Caribe que la inspiran y la han influenciado a lo largo de su corta pero prometedora carrera como música, por lo que su invidencia eleva más su proeza en este ámbito. Esto le ha valido para ser parte de la orquesta de su Regional, desde donde ha participado en eventos de inclusión social desarrollados en su ciudad natal como invitada especial.


Ejemplo a seguir


Sus ganas de superación inspiran a los que la rodean a seguir su ejemplo de disciplina y tenacidad. “Mariela ha demostrado que una limitación física no es sinónimo de discapacidad, pues la manera en que se desempeña en las clases y en la orquesta dan muestra de su constancia y espíritu visionario”, argumenta su compañero de clases, Jesús Puello.


Para Mariela, los dones y los talentos son regalos de Dios, pero la posibilidad de aprovecharlos y mejorarlos proviene de la formación, por lo que afirma que “El SENA ha jugado un papel importante en mi vida, pues me dio la oportunidad de capacitarme para salir adelante y retribuir a mis familiares, amigos y docentes la confianza y el apoyo”.


El caso de Mariela se suma a los 15 aprendices que se encuentran actualmente en proceso de formación en la Regional Bolívar por el programa Ágora, el cual busca facilitar la empleabilidad de la población con limitación visual, a través de la formación para el trabajo, la asesoría en emprendimiento y el acceso a la tecnología.


Desde 2011 a la fecha, 120 bolivarenses ciegos y con baja visión han recibido capacitaciones en cursos complementarios y formaciones tituladas, siendo las áreas de mayor interés las asistenciales, ventas y sistemas.